Ejercicio y Salud

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La edad es el reflejo de como el tiempo pasa por nosotros, y a medida que vamos cumpliendo años el envejecimiento de nuestras capacidades biológicas, órganos y tejidos pueden hacernos más vulnerables en nuestro día a día. La función respiratoria no es una excepción, y es que a medida que envejecemos, esta se reduce por cambios estructurales y fisiológicos en el sistema respiratorio. Durante el envejecimiento se observa una disminución de la fuerza de los músculos respiratorios, esto quiere decir, lo que quiere decir que nuestra capacidad de coger y expulsar aire de nuestros pulmones va a estar disminuida. Varios estudios en adultos mayores sanos han informado de una presión inspiratoria máxima tan bajos como en pacientes con enfermedades pulmonares o cardiacas.

Esta disminución de la fuerza de los músculos respiratorios, conlleva un mayor trabajo del sistema respiratorio para conseguir introducir una misma cantidad de aire a los pulmones si la musculatura respiratoria estuviera en óptimas condiciones y falta de aire mientras realizamos las actividades de la vida diaria.

Por lo tanto esta disnea, que es la dificultad para respirar provocada por el esfuerzo puede presentarse en personas mayores comprometiendo su capacidad funcional diaria y su calidad de vida.

En personas con enfermedades pulmonares o cardiacas existe una reducción de la fuerza de los músculos respiratorios y de su capacidad funcional. Para intentar mejorar esta debilidad de los músculos respiratorios se usa un método eficaz que se basa en el entrenamiento de los músculos inspiratorios, que son aquellos que nos permiten inhalar para coger aire y llevarlo a nuestros pulmones. Los músculos que nos permiten realizar esta función son el diafragma, los intercostales, los abdominales y los accesorios (escalenos, esternocleidomastoideo e intercostales). Todos ellos tienen actividad tanto inspiratoria como espiratoria, la que nos permite expulsar el aire de nuestros pulmones.

                                    

 

Según varios estudios científicos el entrenamiento de los músculos inspiratorios puede mejorar la fuerza de los músculos inspiratorios (reflejada por un aumento de la presión inspiratoria máxima) que es la máxima fuerza que puede ejercer la musculatura inspiratoria, la distancia de caminata en prueba de la marcha de los 6 minutos y la calidad de vida en personas con enfermedad obstructiva crónica (EPOC) e insuficiencia cardiaca crónica.

Según una revisión sistemática actualizada hay evidencias de que el entrenamiento de la musculatura inspiratoria puede ser beneficioso para una población de edad avanzada sin la presencia de una afección a largo plazo. Dentro de estas mejorías estaría el aumento de la fuerza máxima de los músculos inspiratorios.

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